LORENA
Decidimos irnos a
nuestras respectivas casas sobre las seis y media. Habíamos estado hablando y
charlando sobre nuestras cosas. Álex, empezó a fumar, y seguido de la primera
colilla, le siguieron tres, y después cuatro. Todos habíamos fumado como mínimo
dos, cuando ya sin pitillos, nos dignamos a irnos.
Llegué a casa
sobre las siete y cuarto y me fui a mi cuarto. Preparé la maleta, ya que
durante la semana, no podría, y prefería hacer los deberes para no tener que
llevarlos a Madrid…
Lo que quedaba de
semana paso muy rápido. Recuerdo, que el miércoles, día corto de la semana, ya
que acabamos a las doce y cuarto, me fui con Miguel, Álex y Marina a comer.
Silvia y su novio, Jaime, estaban, como siempre, juntos. Y bueno, Tom había
quedado con Jessica para ir a comer, y Laura, pues tenía natación, y no podía
venir con nosotros.
Cuando llegamos a
la pizzería, nos encontramos con Tom y Jessica. Obviamente, me quise ir
enseguida, ya que no podía soportar el hecho de verla en persona. Volví a salir
y respiré profundamente. Me puse a dar unas cuantas vueltas intentando
relajarme. La gente me miraba con tal cara, que me asusté. Finalmente, ya
cansada, decidí entrar otra vez. Hice un rastreo rápido de la sala, y finalmente
los encontré. Se tuvieron que poner en el peor lugar del restaurante. Detrás de
Tom. Genial.
-¿Pero por qué me
hacéis esto?- Dije dejándome caer sobre mi silla.
-Shhh…- Dijo
Marina seriamente.- Es para espiarlos, tonta.
-Sí, porque yo no
me fío de su relación…- Dijo Miguel a lo bajini.
-¿Por qué?-
Dijimos Álex y yo al unísono.
-Ah, que es
verdad… No estabais cuando lo contó todo. Dijo que la conoció en no sé donde,
pero bueno, eso es lo de menos. Lo más raro es que no sé si te has fijado, pero
últimamente va de chulo por la vida.
-Ah, sí. Sí, lo
sé…- Dije lentamente.- Hoy en matemáticas, me ha explicado todo con un aire muy
importante. Y concluyó su explicación con un: ‘’Es super fácil, no sé cómo no
lo entiendes, Lorena.’’- Marina resopló y empezó a observar la pareja.
-Deberías
olvidarte de él.- Dijo Miguel.
-Ya… Eso intento.
-Oye, ¿cuándo te
vas estas vacaciones?- Dijo Álex.
-El… Sábado.
¿Por?
-Ah, no por
nada.- Dijo Miguel interrumpiendo a Álex, que intentó hablar.
-Bueno...- Dije.-
Quiero una pizza margarita, no tengo mucha hambre.- Dije cambiando de tema.
Las chicas no
consiguieron convencer a mis padres, como sabía yo bien. El viernes llegó
después de horas interminables. Salí con ellos al parque y finalmente, me
despedí de todos, y acabé llorando, como siempre.
En poco tiempo, me
encontraba sentada en un asiento del aeropuerto a unas horas muy tempranas de
la mañana. Decidí ponerme los auriculares y relajarme. Agarraba con las dos
manos mi mochila que tocaba el suelo. Iba con un chándal, ya que aquella mañana
no tenía ganas de decidir que ponerme. En la maleta llevaba todo mi armario, y
más de la mitad de mis bolsos.
Estaba esperando
a mis padres para que salieran de la tienda. Hacía fresco y decidí ponerme la
sudadera. La gente pasaba. Algunas con prisa, y otras tranquilamente. En un
aeropuerto no sabes lo que te puedes llegar a encontrar. Un señor pasó
lentamente y me fijé que era mi antiguo profesor de biología. Me quise
esconder. Pero fue demasiado tarde.
-Lorena, hola.
¿Qué tal?- Dijo éste levantando un brazo.
-Bien, gracias,
¿y usted?- Dije incorporándome otra vez.
-Bien, venga.
Hasta la vuelta. Estudia.- Sí hombre… Encima iba a estudiar en mis arruinadas
vacaciones.
Estaba cambiando
de canción cuando un chico de unos dieciseis años aproximadamente se sento al
lado mío. No me lo podía creer. Era el
mismo chico que me encontré hace una semana en el metro. Puse en pausa la
canción. Me fijé un poco más… ¿Por qué se sentaba al lado mío, habiendo mil
asientos más libres? Llevaba un bolígrafo y un papel en mano. Empezó a escribir números, muchos números. Cuando finalmente acabó de escribir, me atreví a
decirle algo.
PABLO
Me desperté muy
pronto. Mi cuerpo presentía que ocurriría algo aquel día. Sábado. Que raro, un
sábado suelo dormir hasta tarde. Además, la noche anterior, Jorge y yo tuvimos
que trabajar hasta más tarde, ya que empezaban las vacaciones, y todos iban a
la discoteca para festejarlo.
Me quedé en la
cama escuchando música tranquila con el iPod, para ver si podía dormirme, pero
no sirvió de nada… Jorge seguía durmiendo y de vez en cuando suspiraba tan
profundamente que pensaba que se moría o algo. Me empecé a reír. Qué personaje este chico, qué personaje.
Holaaaaa :3 Ains, mil gracias, mis dos pequeñas fieles seguidoras u.u Esto es taaaaan triste, sí sí. Tan solo vosotras!
Pero sabéis, al menos me dais ánimo y me hacéis seguir escribiendo. Con vosotras me conformo, no quiero una ametrallada de comentarios xd. Estoy llegando al final del libro, y bueno, me he emocionado hasta yo jajaja.
Pero sabéis, al menos me dais ánimo y me hacéis seguir escribiendo. Con vosotras me conformo, no quiero una ametrallada de comentarios xd. Estoy llegando al final del libro, y bueno, me he emocionado hasta yo jajaja.
Por cierto! No penséis que será una historia de amor de estas un poco repipis. Jajajaja no... No... No sabéis lo que os espera...
BUENO, que mil beeeeeeeeeesos :) Que gracias por estar ahí siempre, y bueno que me emociono :')
Carmeeeeen <3